La psicología infantil nos ayuda a prevenir dificultades futuras y actuar ante problemas presentes. Entendemos que los niños y niñas también sufren dificultades emocionales a través del estrés, la tristeza, la rabia o el miedo, y que en muchas ocasiones no se externalizan porque no son conscientes de poder identificarlo. Por lo tanto, es esencial poder conocer al niño/niña y a su entorno con el objetivo de poder entender su mecanismo de regulación emocional (también a través del cuerpo como dolores físicos o dificultad para dormir o control de esfínteres) y, por lo tanto, de su comportamiento.

Por otro lado, la adolescencia es una etapa del desarrollo que se caracteriza por los numerosos cambios que se producen, tanto a nivel biológico, como psicológico y social. La rapidez y la intensidad de estos cambios a menudo es un reto difícil de asumir por el o la adolescente y el entorno que le rodea. Por ello, es de vital importancia fomentar un vínculo basado en la confianza y acompañarle en esta etapa de la vida amenizando cualquier tipo de malestar y poder relacionarse de manera sana consigo y con el entorno de cara a la adultez.